viernes, 26 de noviembre de 2021

 Verano: las vigilias,

la espera en cada noche

repetida y anhelada,

 de un busto, torso, piel,

 el cuerpo, el resplandor

de un ángel en el marco

feliz de una ventana.


viernes, 13 de agosto de 2021

De pronto, en la noche...

Llegadas del ayer y de la nada,
han venido de pronto tus bellezas,
las bodas de tu cuerpo (las torpezas
magníficas de antaño) y tu mirada.

Venida del ayer a mi almohada,
me has devuelto tu voz y sus ternezas,
tu alma aquí conmigo: gentilezas
que el Tiempo arrebató de mi morada.

Sin ti, sin mí, vencidos por un Arte
que ha sabido borrar casi los trazos
de gozo, de pasión, de sentimiento,

he sentido en la noche al recordarte
(alma y cuerpo que tuve entre mis brazos)
rendirse en la Belleza el Pensamiento.

domingo, 1 de diciembre de 2019

Poema del silencio.

He de callar, y me callo;
y así lo hago en silencio,
haciendo como que escribo
que estoy escribiendo mis versos.
En silencio así lo hablo,
cuando me finjo escribiendo
para ti, lector, que piensas
que estás mis versos leyendo.

miércoles, 31 de julio de 2019

Al corazón, ad portas

  Despídete en este hoy
  (mientras circula en tu seno
  la frágil y torpe savia
  que sustenta el pensamiento)
  del ayer y del mañana,
  de la Tierra y de tu cuerpo;
  cárceles en que forjamos
  placeres y sufrimientos,
  los afanes y utopías
  que teje y desteje el tiempo.
  Considera en estas horas,
  ante las puertas que llego,
  la nada de la que salgo
  y la Nada en la que entro.
  Corazón, ten fortaleza
  si no tuviste denuedo.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Plenilunio en Cabo de Gata

  Inmensa calma del mundo
  en esta noche de luna;
  mis pies, hollando la arena;
  el corazón, las alturas.
  Remotos los pensamientos;
  la mar y el alma, desnudas,
  y el sueño en el que me sueño
  cuando sea mi noche última
  llevándome de tu mano
  por las celestes llanuras
  de la orilla en que me encuentres
  hacia Tu Sol que te alumbra.
  Riela esta luna en silencio
  sobre las almas profundas.

domingo, 7 de abril de 2019

In Memoriam (24 de enero del 2.018)

Quiero evocar - segundo día de ausencia -
olvidando lo indigno e inmerecido,
aquella otra mañana, en los inicios
del túnel, del horror de su condena.
La evoco ya de pie, en la despedida.
Y quise yo saber y pregunté,
y hubo una respuesta espeluznante
envuelta en sus palabras discretísimas.
Con ese toque suyo de elegancia
en todo, los andares y los gestos,
erguida, se alejó con su destino;
así, pausada, regia en el decoro,
se nos fue por las calles de Almería.
Y fue la última vez y lo sabía.
Quiero invocar, forzando mi vergüenza
- la estúpida vergüenza de los hombres -
y elevar una súplica pidiendo
a Aquel que triunfó del Sufrimiento,
para ti, que sufriste tu calvario,
Ortega Almansa, Mari Carmen siempre,
en nostalgias de ti, de tu presencia,
que nos mires ahora en Su Descanso.

domingo, 26 de agosto de 2018

Una moción al modo de una Poética de Neruda.

¡Esta luz ausente, inmersa en el tumulto!
¡Esta sombra muda hablando sin descanso! ¡Esta quietud!
¡Oh, sí, esta quietud incesante deambulando los espacios angostos de mi dormitorio sin límites!
Y este olor nocturno a no sé qué espantos, como un sumidero algo lejano,
como una sentina cegada - ¡oh, sombra de mi luz! - a la cabecera de la cama.
Y al hablar, entonces: un texto borroso hay y una página en blanco,
un silencio atronador de amontonamiento sin nombres
y una débil convulsión inútil, como temblor desarbolado
de ansias derrocadas y lujurias marchitas.
Sobre mis días, sobre mis horas, una calima densa, extenuante,
el sabor a polvo, monótono y tenaz, de mueble antiguo;
y también, quizás, el aire enmohecido de los salones muertos,
de alcobas ya desalojadas por sus dueños hace ya años
me acompaña, y la tierra áspera que estrujo entre mis manos,
¡oh, tiempo!
en mañanas que no quiero despertarme,
en tardes de relojes somnolientos y estériles
y noches abrumadas sin peso ni medida;
¡oh, sí! como una turbia postración en el centro de mi celda,
mi presidio, mi desierto, abandonado,
cuando ya no hago preguntas
y no busco respuestas.
Pero, de pronto, en verdad: un impulso huracanado, un viento impetuoso
me arrebata, y una brisa cierta y un aire celeste y un vuelo de águila;
un derrumbe hay, un olvido sin término y una entrega confusa.